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15 de Abril de 2009
Entrevista con Osvaldo Aparicio, sacerdote ss.cc., Autor del libro

Osvaldo Aparicio es religioso sacerdote de los Sagrados Corazones. Especialista en catequética y en pastoral. A lo largo de su trayectoria ha sido párroco en varias ocasiones, en la actualidad en la Parroquia de los Sagrados Corazones de Madrid. En la Congregación ha ejercido como maestro de novicios y en la actualidad es miembro del Centro de Espiritualidad Picpus de París. También fue director de la revista 21rs.

 

 

 

 

 

 

¿Qué has querido mostrar con tu libro “Damián de Molokai a través de sus cartas”?

Algo muy sencillo. Hay muchas biografías, y algunas excelentes, que nos hablan de Damián. Yo he querido, en cambio, mediante una selección de textos de sus cartas, que sea el mismo Damián quien nos hable a nosotros. Podría decirse que el libro es como una autobiografía en la que Damián dialoga con el lector.

 

 ¿Cuál es la estructura de la obra?

 Cierto que no es una biografía al uso, pero sí que tiene un hilo conductor, ya que Damián, respetando la cronología de sus cartas, nos va presentando la evolución de su vida y de su itinerario interior. De hecho, el libro comienza con la cita de una de las primeras cartas a sus padres y finaliza con su última carta dirigida a su gran amigo protestante el pintor Edward Clifford.

 

¿Qué indicaciones nos darías para su lectura?

 Insistiría en lo indicado en la respuesta anterior. Es Damián el que nos habla. Por eso, la clave de su lectura está en saber escucharle y entablar diálogo con él.

 

 ¿Algo nuevo que hayas descubierto en la figura de Damián en tu investigación?

Me ha entusiasmado, por menos conocida, su extensa y sabrosa correspondencia de la primera etapa misionera en Puna y Koala, distritos de la gran isla de Hawai, antes de ofrecerse para ir a Molokai.

Sus  cartas rebosan entusiasmo y vigor. Se le descubre como joven misionero que derrocha ilusión; a su fuerza  física y espiritual, y a su ardiente deseo de emular el celo de san Francisco Javier, une un amor profundo a los sencillos habitantes del país. Escojo una de sus frases: “La separación de mis cristianos me resultó más penosa, más dolorosa que la de mis queridos padres, por el afecto tan cordial que sentía hacia mis queridos canacas”.

   Otro aspecto que quisiera destacar es que Damián, dentro de su estilo tradicional de misionar, resulta en algunos aspectos un auténtico adelantado para su época. En la perspectiva del Concilio Vaticano II la misión se ve como “inculturación” ; pues bien, Damián llega a hablar de teología “canaca” y es , además, muy grande el relieve que da a los seglares.

 


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